El consenso clínico de la European Society of Cardiology (ESC) de mayo de este año resume evidencia robusta: vacunar a nuestros pacientes no solo previene infecciones, sino que se asocia con menos eventos cardiovasculares y menor mortalidad.
A continuación, se presentan los datos más relevantes y su aplicación práctica, tal como se describe en el documento.
Evidencia clave (según el consenso ESC)
- Personas vacunadas contra influenza exhiben una reducción aproximada del 30% en MACE.
- En pacientes con infarto agudo de miocardio vacunados contra influenza durante la hospitalización, se documenta hasta 41% menos de mortalidad cardiovascular al año.
- En pacientes con antecedente de síndrome coronario agudo, la vacunación antigripal se asocia con 45% menos riesgo de muerte.
- En mayores de 65 años, una revisión y meta-análisis muestran 10% menos de “cualquier evento CV” con la vacuna neumocócica polisacárida (PPSV23).
IDEAS PRINCIPALES:
Las infecciones respiratorias gatillan inflamación y aumentan el riesgo de eventos coronarios.
Las vacunas antigripales y antineumocócicas cuentan con evidencia cardiovascular significativa.
El beneficio es particularmente relevante en adultos mayores y en contexto post-IAM.
Indicar vacunas como parte del plan preventivo es una acción de alto impacto clínico.
Indicaciones prácticas del consenso ESC (qué vacunas prescribir)
Influenza:
- En enfermedad coronaria crónica, indicar vacunación anual;
- En infarto agudo, administrarla durante la hospitalización.
- → Reduce morbilidad y mortalidad cardiovascular.
COVID-19:
- Indicar según el calendario de salud pública vigente en adultos con cardiopatía
- → Disminuye complicaciones.
Neumococo:
- En enfermedad coronaria crónica, es razonable indicar vacunación.
- → Reduce morbilidad y mortalidad cardiovascular.

Comentarios sobre el documento
El consenso destaca que la evidencia más robusta favorece a la vacunación contra influenza —incluida su administración durante la hospitalización por IAM — y respalda el uso de vacuna neumocócica en adultos mayores, donde también hay de beneficio cardiovascular. Además, sintetiza la evidencia disponible para SARS-CoV-2 y reporta resultados aún emergentes para herpes zóster y virus respiratorio sincicial.
Persisten brechas: se requieren ensayos con suficiente poder para definir formulaciones y estrategias óptimas según el fenotipo cardiovascular.
Conclusión
Según el consenso de la ESC, integrar la vacunación al cuidado cardiovascular habitual es una estrategia efectiva para mejorar resultados clínicos. Incorporarla de forma sistemática en la práctica puede traducirse en menos eventos y menor mortalidad.
Fuente: European Heart Journal (2025) 00, 1–14 https://doi.org/10.1093/eurheartj/ehaf384